REFLEXION SOBRE ETICA Y VALORES
Por: Miguel Hernán
Santana Urrego
El pensar y el
obrar bien consiste: o en conocer la verdad o en dirigir el entendimiento por
el camino que conduce a ella.
La verdad es la
realidad de las cosas. Cuando las conocemos como son en sí, alcanzamos la
verdad; de otra suerte, caemos en error. Conociendo que hay Dios conocemos una verdad, porque
realmente Dios existe; conociendo que la verdad de las estaciones depende del
sol, conocemos una verdad, porque, en efecto, es así; conociendo que el respeto
a los padres, la obediencia a las leyes, la buena fé en los contratos, la
fidelidad con los amigos, la responsabilidad con el trabajo, son virtudes,
conocemos la verdad; así caeríamos en error pensando que la perfidia, la
ingratitud, la injusticia, la destemplanza, son cosas buenas y laudables.
Si deseamos pensar
bien, hemos de procurar conocer la verdad, es decir la realidad de las cosas.
El perfecto
conocimiento de las cosas en el orden científico forma los verdaderos sabios,
en el orden practico, para el arreglo de la conducta de los asuntos de la vida,
forma los prudentes; en el manejo de los negocios del Estado, forma los grandes
políticos; y en todas las profesiones es cada cual más o menos aventajado, a
proporción del mayor o menor conocimiento de los objetos que trata o maneja.
Pero este conocimiento ha de ser practico, ha de abrazar también los pormenores
de la ejecución, que son pequeñas verdades, si se quiere lograr el objeto.
Estas pequeñas verdades son muchas en todas las profesiones.
Para comprobar lo
anterior, basta analizar los oficios más sencillos.
¿Cuál será pues, el
mejor agricultor?. El que mejor conozca las cualidades de los terrenos, clima,
simientes y plantas; el que sepa cuales son los mejores métodos e instrumentos
de labranza y que mejor acierte en la oportunidad de emplearlos; en una
palabra: el que más conozca los medios para hacer que la tierra produzca, con
bajos costos, mucho, pronto y bueno. El mejor agricultor será, pues, el que
conozca más verdades relativas a la practica de su profesión.
¿Cuál es el mejor
carpintero?. El que mejor conoce la naturaleza y cualidades de la madera, el
modo particular de trabajarlas y el arte de disponerlas del modo más adaptado
al uso que se destinan. Es decir, que el mejor carpintero será aquel que sabe
más verdades sobre el arte.
Si la ética se
define como la parte de la filosofía que mira el valor de la conducta humana:
no al “hacer”, si no al “obrar”, entonces podemos concluir que la ética
profesional se refiere a la conducta que presentan en sus actos profesionales
las personas de las diferentes disciplinas del conocimiento del arte.
Todo arte y toda
investigación científica, lo mismo que toda acción y elección parecen tender a
algún bien; y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron
ser aquello a que todas las cosas aspiran.
Hay cierta
diferencia en los fines de las artes y las ciencias pues en algunos casos son
meras acciones, en tanto en otras cosas, además de la acción queda un producto.
Y en las artes cuyo fin, es más a largo plazo, el producto es más valioso que
la acción.
Siendo tantas las
artes y las ciencias y por tanto las acciones, mucho será por consiguiente los
fines. Así, el fin de la medicina es la salud; el de la construcción naval, el
navío; el de la estrategia, la victoria, y el de la ciencia económica la
riqueza.
La ética va muy
ligada a los valores, que son esencias dadas inmediata e intuitivamente en los
sentimientos. Son hechos o realidades ofrecidas por si mismas, sin deducción ni
raciocinio alguno, a la intuición de los sentimientos espirituales.
Los valores tiene
un orden, según el individuo. A este lo influencia la crianza, el medio en que
se desarrolle, las costumbres, la religión, la política, entre otros aspectos.
La persona es pues,
el lugar donde nacen los valores: El hombre en cuanto hombre, se decir en
cuanto ser espiritual o persona, es el lugar y es la ocasión de surgir de los
valores sentimentalmente perceptibles.
Los valores son
dados en escala: Inferiores y Superiores.
Los valores
inferiores son fugaces, por ejemplo, -el placer-.
Además,
precisamente por ser materiales e inscribirse en la materia, son divisibles.
Por ejemplo: El placer del gusto. En cambio, los valores superiores del
espíritu, son permanentes y gustan cada vez más. Además son indivisibles.
Piense en la satisfacción por un atardecer en el mar, o en un paisaje hermoso,
o en la satisfacción de cumplir con la justicia, o con el deber, o con el
prójimo.
BIBLIOGRAFÍA.
DERISI OCTAVIO: Max
Scheler: Ética Material de los Valores
GOMEZ R. ANTONIO:
Aristóteles: Ética Nicomaquea
BALMES JAIME: El
Criterio.
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